Quedan ya pocos meses para que lleguen las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán a finales de mayo del presente año. Mientras, gran parte de la ciudadanía, al menos la española, vive con cierta indiferencia los comicios.
Las anteriores elecciones celebradas en 2009 (son cada cinco años) presentaron unos datos de participación bastante bajos, que en algunos países, especialmente los de Europa Oriental, no llegó ni siquiera al 20 %, a pesar de que la media europea estuvo cercana al 40 %. España estuvo cerca de la media (43%), aunque muy lejos de algunos países como Bélgica o Luxemburgo, donde se alcanzaron participaciones del 90 %, quizás por la tradición europea de estos países de Centroeuropa.
En el Parlamento Europeo los escaños se reparten en función de la población de los países, de ahí que Estados como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido acaparen gran parte de ellos. Evidentemente, a los países más pequeños se les otorga una representación un tanto sobredimensionada, pues lógicamente si la proporción entre los escaños que le tocarían a Malta en relación a Alemania se hiciese de forma real, Estados pequeños como éste no tendrían representación.
A pesar de que el Parlamento Europeo tiene poder legislativo, su capacidad no es comparable a la que tendría un parlamento nacional de cualquier Estado miembro. El Parlamento Europeo es más bien un órgano consultivo y de control. Tradicionalmente, el Parlamento Europeo ha sido dominado por la derecha europea, que, junto con grupos como los llamados liberales, dominan de forma clara el Parlamento.
Además del Parlamento Europeo, hay otra serie de instituciones europeas que dirigen la vida política europea y sobre las que los ciudadanos no tenemos capacidad de elección directa. Son las siguientes:
1. Consejo Europeo: está formado por los presidentes de gobierno de todos los Estados miembros y podríamos decir que es el verdadero órgano donde se decide todo lo importante de la Unión. Se reúne periódicamente y en él se acuerdan los principales temas, especialmente, los de contenido económico.
2. Consejo de Ministros: en él se reúnen los diferentes ministros de las diferentes áreas de gobierno (Economía, Industria, Medio Ambiente, etc.). Podríamos decir que es el órgano de trabajo de la Unión, ya que en él se deciden temas más concretos, pues esta institución tiene cierto poder legislativo.
3. Comisión Europea: podríamos decir que éste es el poder ejecutivo, es decir, el gobierno de Europa. Lo forma un representante de cada Estado miembro. El proceso de elección de los miembros es un tanto complejo, pues en él intervienen el Parlamento Europeo y los propios Estados. Los miembros del ejecutivo no los elige directamente el parlamento como ocurre, por ejemplo, en España, por lo que tampoco es una institución directamente democrática.
Como ven, salvo en el Parlamento, los ciudadanos no intervienen directamente en la elección de los representantes de sus instituciones. Las carencias democráticas en la Unión Europea han sido muchas veces criticadas, pero lo cierto es que a día de hoy lo único que se ha logrado es que el Parlamento tenga mayor capacidad de acción, pues en origen ni siquiera tenía potestad para legislar.
Con todo esto, no es extraño que gran parte de los ciudadanos viva con bastante indiferencia lo que ocurre en Europa. No he hecho la prueba, pero probablemente, si saliéramos a la calle a hacer una pequeña encuesta en la que preguntáramos al encuestado si nos puede decir una sola ley que haya debatido el Parlamento Europeo en estos últimos años, me arriesgo a decir que la mayoría de los encuestados no sabría responder.
Yo, particularmente, me declaro como bastante euroscéptico, al menos tal y como está montada la Unión, en la que los grandes Estados dominan y se imponen sobre el resto. Quizás Imperio Franco-Alemán sería un nombre más apropiado para la Unión. Lo cierto es que, desde mi punto de vista, creo que hacer una Unión política entre Estados de tan diferente tipo no tiene mucho sentido; Uniones como EE. UU. tienen sentido porque todos sus Estados tienen una relación común, pero en el caso de Europa me pueden decir ¿qué tienen en común un finlandés, un portugués y un belga? Pues a parte de usar la misma moneda yo creo que a nivel cultural, social y económico, más bien nada.
Una de las cosas que nos enseña la Historia es que las uniones políticas y territoriales en las que hay grandes divergencias culturales internas suelen acabar en fracaso. Quizás me equivoque, pero yo no creo que la Unión Europea, al menos tal y como la conocemos, vaya a durar muchas décadas más. Pero bueno, ya veremos.
Un saludo.
Para mí la Unión Europea se ha convertido en una entidad antidemocrática y un nido de asquerosos chupópteros.
He dicho.
Estamos de acuerdo entonces.
Buenas tardes
Quizás sea momento de pasar a la definitiva unión política de Europa creando grandes partidos paneuropeos movidos sólo por su ideología que representen a amplios sectores europeos.
Lo que está claro es que pasíses como España por sí solos poco pueden hacer en el panorama internacional y necesitamos de la unidad.
Ahora bien, creo que dicha unidad debe fundamentarse en Estados Federales donde la capacidad de decisión aún se conserve.
En fin, una verdadera utopía.
Un saludo