Everything you know is wrong.
(U2)
Las cuestiones relativas a la evolución humana son tremendamente cambiantes a medida que avanzan las investigaciones, y pienso que será difícil llegar alguna vez a conclusiones definitivas. Lo que uno aprendió cuando estudiaba en la universidad está ya anticuado y los paradigmas explicativos parecen cambiar cada muy pocos años.
Por otro lado, los manuales de Prehistoria que utilizamos a veces están también desfasados o quedarán desfasados en poco tiempo. Es más: los libros de texto que utilizan los estudiantes en colegios e institutos sufren de los mismos problemas y están llenos de imprecisiones o, directamente, de errores.
Hace unos días, el Dr. Pedro Rasines del Río (doctor en Prehistoria, paleoantropólogo y arqueólogo profesional) impartíó una interesante conferencia en el contexto de uno de los cursos que oferta el Centro para Profesores de Santander (CEP). El curso llevaba por título “Prehistoria y Arqueología en Cantabria. Una puesta al día de la mano de los arqueólogos profesionales de la región”, y su ponencia se denominaba “De África a Cantabria. La Evolución Humana y su reflejo en los yacimientos paleolíticos de España y Cantabria”.
Y fue en ella donde este especialista procedió a una puesta al día de lo que actualmente -ya casi 2014- se conoce de lo que ha sido la evolución humana hasta llegar donde nos encontramos.
Por su interés y porque supone una destacadísima actualización, procederé en esta entrada a transcribir algunas notas tomadas en esa misma conferencia, para todos aquellos que puedan estar interesados. Las notas que ofrezco aquí son bastante literales, aunque, eso sí, he procurado adaptarlas y darles un estilo más refinado y, si se quiere, más reposado, que el que puede tener el discurso oral propio de una ponencia. No he rehusado tampoco el añadir algún pequeño dato complementario, siempre que lo he considerado oportuno.
Verán que, entre todas las menciones, sobresale una por encima de todas: Atapuerca. Pero no es de extrañar: a la importancia real del yacimiento para conocer la evolución humana se unen las estrategias publicitarias del equipo excavador encargado, entre las que se encuentran la asignación de llamativos nombre a los descubrimientos que se efectúan y la dosificación informativa calculada de los descubrimientos. Para esto último cuentan incluso -tal como me han señalado expertos en el tema- con su propio servicio de prensa encargado de esta tarea. El objetivo de estas políticas parece claro: mantener un interés continuo por el yacimiento y, con ello, también las subvenciones.
Pero no me alargaré más.
Les dejo con la ponencia de Pedro Rasines. Espero que les guste. Eso sí, ya les aviso de que es larga, aunque he decido publicarla íntegra porque creo faciliar así al posible interesado el acceso a toda la información en bloque.
Si no les gustan las entradas largas y no les gusta la Prehistoria, les recomiendo que no sigan leyendo.
Para empezar, hay que decir que, a diferencia de lo que enseñan hoy muchos manuales, la evolución humana no es lineal y no hay unanimidad sobre cómo interpretarla, por lo que podemos encontrar diferentes teorías explicativas.
El ser humano actual pertenece a la familia de los Hominidae y a la especie sapiens. Ambos, tanto el género como la especie, tienen su origen en África, por lo que podemos hablar de un doble origen africano del hombre actual.
Fue hace unos 2.5000.000 años, durante el Plioceno (último período de la era geológica llamada Terciario) cuando apareció el género Homo, y a él llegamos por la adquisición de algunos rasgos que nos son propios, como son la posición erguida, el bipedismo y el aumento del tamaño del cerebro. Junto a ellos hay otros como el surgimiento de un lenguaje articulado, la oposición del pulgar (que permitió fabricar utensilios y liberó la mano favoreciendo a su vez el crecimiento del cerebro) y la prolongación de la infancia.
(Ardiphecus ramidus.)
El primer homínido que conocemos sería el Ardipithecus ramidus, que vivió hace unos 4 millones y medio de años en África, en un ambiente de bosque tropical. Con respecto a los primates, el Ardiphitecus redujo la dentición, la capa de esmalte dental y el dimorfismo sexual; su alimentación consistía en frutos y vegetales.
(Australopithecus afarensis.)
Por las mismas fechas encontramos también en África los Australopithecus, de los que hay diferentes especies en distintas zonas de África, por lo que no se presenta de manera uniforme en todo el territorio de este continente. Eran bípedos y huellas fósiles de éstos se han descubierto en Laetoli (estas huellas son concretamente de Australopithecus afarensis).
(Paranthropus robustus.)
Los Paranthropus (antes llamados Australopithecus robustus) vivieron también en África entre hace 3 y un millón y medio de años. De ellos también se han documentado diferentes especies y destacan por sus fuertes mandíbulas.
(Grupo de Homo habilis descarnando una cebra.)
Hace unos 2 millones y medio de años aparecieron en algunas partes de África nuestro género (el Homo) con el llamado Homo habilis. Medía 1,20 m, pesaba unos 40 kilos y su capacidad craneal, mayor, se distinguía claramente de la de los chimpancés. El Homo habilis comenzó a consumir carne, y también sabemos que recolectaba, fabricaba utensilios y construía ya chozas.
(Homo ergaster.)
Otras especies parecidas al Homo habilis son el Homo rudolfensis y el Homo ergaster. De hecho, el rudolfensis y el habilis, que algunos consideran diferentes, podrían ser el mismo. Del Homo ergaster, que parece por alguno de sus rasgos muy moderno, se piensa que pudo ser el primero en salir de África.
(Homo erectus.)
Respecto al Homo erectus, hoy día se tiende a reservar este nombre para el poblamiento de Asia, por lo que no se aplica en otras zonas. Así, hoy ya no se considera que haya habido Homo erectus en la Península Ibérica, por poner un ejemplo.
Actualmente se piensa que el hombre salió de África hace 1.800.000 años, quizá por un afán exploratorio, o por una cierta presión demográfica o por acontecer un cambio climático o al perseguir a la fauna que les servía de sustento.
Es investigando el registro paleontológico de esa fauna que salió de África, el registro arqueológico (la lítica) y el registro paleoantropológico (los restos humanos) como podemos seguir y conocer esta salida del hombre de África. A tenor de esto, parece que esa salida se produjo por Oriente Medio hacia Asia y Europa. Sin embargo, han surgido algunas otras teorías, como la que habla también de una posible ruta por el Estrecho de Gibraltar, teoría de la que, en todo caso, a día de hoy no hay pruebas.
(Cinco cráneos de hace 1,8 millones de años hallados en Dmanisi (Georgia) cuestionan las teorías actuales sobre la evolución temprana, ya que un estudio propone que algunas especies humanas arcaicas son en realidad variantes de una única.)
Evidencias de esta salida de África se atestiguan en algunos yacimientos como el de Dmanisi (Georgia) y quizá el de Orce (España) y en el llamado Hombre de Java (antes denominado Pithecanthropus erectus). Industrias de estas primeras poblaciones que salieron de África se encuentran en Dmanisi, en la zona Orce y en lugares de Oriente Medio.
(Homo georgicus.)
Con respecto a los descubrimientos de Georgia, se ha llegado a definir un denominado Homo georgicus. Los restos de éste son muy antiguos y se han encontrado en Dmanisi, donde aparecieron restos de cinco individuos que han llevado a algunos a pensar que otras especies anteriores son, en realidad, la misma a pesar de sus diferencias fisonómicas (todas ellas serían, en realidad, Homo georgicus). Esta especie de Georgia mezcla rasgos modernos con otros antiguos, como la presencia de arcos superciliares marcados.
(Entrada a los yacimientos de Atapuerca, en Burgos.)
Europa se poblaría hace un millón 500 mil años, y no sabemos que especie fue, pero sí sabemos que ese primer poblamiento se dio en torno al Mediterráneo, incluyendo Italia y la Península Ibérica. Ese primer poblamiento habría sido poco denso, y en relación con él destaca el yacimiento de la Sima del Elefante de Atapuerca.
Las migraciones a la Península Ibérica pudieron proceder del Este y es posible que aquí pudieran, por el asilamiento geográfico de la península, quedar endemismos; pero lo que es claro es que de este registro arqueológico antiquísimo casi todas las evidencias las encontramos en la Península Ibérica, donde éste es, sin embargo, muy escaso, y donde Atapuerca es aquí un yacimiento excepcional.
(Sílex cretácico hallado en Atapuerca. Ésta es la herramienta más antigua de Europa Occidental, con 1,4 millones de años.)
En la Península Ibérica el primer resto asociado a la presencia humana es una lasca de 1,4 millones de años aparecida en Atapuerca. En el mismo yacimiento burgalés, en la Sima del Elefante, se ha encontrado un resto humano (un fragmento de mandíbula) de 1,2 millones de años. Sin embargo, por debajo de todos estos niveles parecen haberse encontrado niveles en los que aparecen huesos caracterizados por marcas de corte, que implicarían una todavía más antigua ocupación humana. Éstos últimos datos, en todo caso, todavía están en estudio y las fechaciones dadas todavía podrían ajustarse más.
Todos estos datos nos están indicando que el poblamiento de Europa sería continuado desde hace aproximadamente 1,5 millones de años.
En el actual estado de las investigaciones, las especies de Homo que hay en la Península Ibérica son:
– El “Homo de la Sima del Elefante”.
– El Homo antecessor de la Gran Dolina ( de hace unos 800.000 años). A este antecessor se ha vinculado también un fragmento de cráneo (calota craneal) aparecido en Ceprano (Italia), aunque se encontró fuera de contexto.
– El Homo heidelbergensis en la Sima de los Huesos y en otros yacimientos europeos.
– Homo neanderthalensis.
– Homo sapiens.
No hay, como se ve, Homo erectus.
Las tres primeras especies del género Homo mencionadas las encontramos en el yacimiento de Atapuerca. Atapuerca está situado en la Sierra de la Demanda, en un lugar estratégico: una zona de paso entre el valle del Duero y el valle del Ebro.
(Homo antecessor. El esquema evolutivo que aparece a la derecha estaría ya algo desfasado.)
Del Homo antecessor sabemos que comía animales, vegetales y a miembros de su misma especie, porque los huesos humanos que se han encontrado presentan las mismas marcas de descarnado que las que se aprecian en la fauna consumida, lo que nos está indicando que practicaba el canibalismo. De hecho, se han podido reconstruir incluso las técnicas de carnicería que empleaban, y se ha visto que para ello utilizaban denticulados.
Hace unos 500.000 años apareció en Europa el Homo heidelbergensis, con especial representación en la Sima de los Huesos, y que habitó en este continente hasta hace unos 200.000 años. Presentaba características primitivas y rasgos evolucionados, con un cerebro de ya más de 1.000 cc. Esta especie desarrolló un tipo de industria más evolucionada (achelense) definida por la presencia de bifaces y que supera la anterior Pebble Culture. Evidencias de este heidelbergensis hay por toda España y Portugal, pero destaca sobre todo la Sima de los Huesos de Atapuerca, donde se encuentran cráneos, dientes, mandíbulas…, y que tendría una cronología en torno a los 400.000 años de antigüedad (Pleistoceno Medio). El cráneo 4 de Homo heidelbergensis de esta sima tiene unos 1.390 cc de capacidad craneana, lo que supone la mayor capacidad craneana del Pleistoceno Medio).
También allí se ha encontrado la pelvis más completa del Pleistoceno Medio: “Elvis la Pelvis”).
( La posible causa de la muerte de Miguelón, cuyo cráneo fue encontrado en la Sima de los Huesos, Atapuerca.)
El cráneo nº 5 de la Sima de los Huesos es el más completo del registro mundial. Se le dio el nombre de “Miguelón”, y en él se vio que presentaba un golpe en un lateral que le había roto un premolar y le llegó a causar un absceso que pudo desembocar en una septicemia generalizada, que pudo -a su vez- causarle la muerte. Además, mostraba más traumatismos, evidenciados por marcas en el cráneo.
Otros restos de Atapuerca nos hablan de anemias severas, hipercementosis en la raíz de los dientes (producto de enfermedades periodontales), hipoplasia (línea en los dientes que marca una crisis, por ejemplo alimenticia, en el crecimiento del sujeto, y que se suele vincular aquí al período del destete), osteotitis (que pudo implicar la sordera de los sujetos)…
Sabemos que los Homo heidelbergensis eran solidarios con los miembros enfermos del grupo, lo que queda evidenciado porque se dan casos de individuos que sobreviven pese a tener importantes enfermedades con las que no habrían podido sobrevivir por ellos mismos.
(«Foto de familia». Recreación de la población de Homo heidelbergensis de Atapuerca,
en base a los restos hallados en la Sima de los Huesos.)
Se conocen en Atapuerca los restos de una treintena de individuos, algo excepcional, pues ha permitido establecer la existencia allí de una población, en la que todos los rangos de edad, salvo niños muy pequeños (quizá por problemas de conservación), están representados. De su estudio se observa que pocos individuos superaban los 30 años de edad. Por otro lado, se ha comprobado que el dimorfismo sexual era parecido al del hombre actual.
Estos heidelbergensis consumían carne y utilizaban mondadientes, tal como se ve por las marcas aparecidas en los espacios interdentales). Con respecto al lenguaje, los dientes parecen ser también indicio de un nivel bastante articulado y desarrollado de éste. Esta idea proviene del hecho de que se sabe que eran diestros (a través las marcas en los dientes debidas a cortes al comer, pues estas marcas implican una lateralización que está en relación con el desarrollo de áreas del cerebro conectadas con el lenguaje).
(«Excalibur». Bifaz de cuarcita de 500.000 años hallado en la Sima de los Huesos. Museo de la Evolución Humana, Burgos.)
Se piensa que la Sima de los Huesos fue un lugar de enterramiento colectivo, en el que se ha encontrado un solo bifaz, que ha sido interpretado como exvoto. A ese bifaz se lo llamó “Excalibur”.
Un paso filogenético bastante consensuado es el de que el Homo heidelbergensis dio origen al neandertal, una especie europea.
El neandertal lo encontramos en Europa y en zonas periféricas. Apareció hace unos 150.000 años y se extinguió hace unos 30.000 años. Su capacidad craneal es muy elevada, cuenta con un espacio retromolar tras la muela del juicio y posee un mentón débil o, sencillamente, carece de mentón.
Su distribución comprende “desde Iberia hasta Siberia”, hasta la República de Uzbekistán. De ellos sabemos que distinguían sabores amargos, comían carne y vegetales y practicaban el canibalismo. También sabemos que los europeos tenemos un porcentaje pequeño de genes neandertales (no así las poblaciones subsaharianas), que algunos eran pelirrojos (aunque sin relación con los pelirrojos modernos) y que eran las mujeres las que abandonaban el clan.
(Escena de un grupo de neandertales.)
En Cantabria destaca por los restos de neandertales el yacimiento de El Castillo; en Asturias, El Sidrón; y en Andalucía, Carihuela y Zafarraya. Gibraltar también es aquí muy importante. En relación con estos yacimientos meridionales, se pensaba que algunos de estos restos del Sur serían de hace unos 30.000 años, pero hoy se cree que, en realidad, pueden ser más antiguos (de hace unos 45.000 años).
En Cantabria hay muy pocos restos de neandertales. Los encontramos en Esquilleu, Covalejos y El Castillo. El nivel cultural al que corresponden estos restos es el Musteriense, y se han encontrado aquí bastantes piezas dentales (incluidos dientes de leche).
(Un hombre neandertal.)
En África habría una especie muy parecida al heidelbergensis (de hecho, algunos piensan que se trata también de heidelbergensis). Es el llamado Homo rodhesiensis, que fue el que pudo evolucionar hasta dar lugar al Homo sapiens. Este Homo sapiens emigró hace unos 40.000 años. El Hombre de Cro-Magnon es ya Homo sapiens y éste ya es nuestra misma especie.
(Hombre de Cro-Magnon ejecutando una pintura rupestre. La presencia de la antorcha que aparece en la imagen podría ser cuestionable.)
Algunos yacimientos importantes relacionados con el Homo sapiens son Santimamiñe y Erralla (ambos en el País Vasco); El Castillo, La Pasiega, El Pendo y Cualventi (cuevas todas en Cantabria).
El paso entre el Homo neanderthalensis y el Homo sapiens se piensa que tuvo lugar hacia 36.500 en cronología de C-14; es decir, hace unos 40.000 años.
Casi todos los restos que aparecen en Cantabria son fragmentos de maxilar, de cráneo o dientes.
(Boca de la cueva del Esquilleu.)
El paso de una especie a otra no está exento de problemática. En el Esquilleu (Desfiladero de la Hermida, Cantabria), los niveles musterienses más recientes de la cueva nos dan cronologías de hace algo más de 20.000 años pero, misteriosamente, ofrecen también una industria que parece musteriense. Esto nos plantea una pregunta: ¿estamos ante un reducto neandertal o es que la industria musteriense que se encuentra en niveles tan recientes es en realidad «seudo-musteriense» hecha ya por el Homo sapiens? Si se respondiese afirmativamente al primer caso, podríamos estar ante el testimonio más moderno de pervivencia de los neandertales.
(Localización de la cueva de El Mirón, a muy poca distancia de la cueva de Covalanas.)
Por último, en la cueva de El Mirón (Ramales) se descubrió en 2010 el que quizá sea el primer enterramiento del Paleolítico Superior en la Península Ibérica. Hay que señalar que, sin embargo, probablemente no se trate de un enterramiento primario, sino secundario, lo que implica que a los restos se los cambió de sitio, por lo que no posen conexión anatómica entre ellos. En cuanto a su fecha, las dataciones nos llevan, en calendario, a 18.500 años. Puede tratarse de una mujer o un adulto joven, dada la gracilidad y esbeltez de los huesos.
FIN.
P. D.: En esta ponencia Pedro Rasines no mencionó, probablemente por falta de tiempo, el hallazgo del Hombre de la Cueva de Denisova, en Siberia. Tampoco se habló, al menos que yo recuerde, del llamado Hombre de Flores.
Gran entrada en todos los sentidos. La Prehistoria es probablemente el periodo del pasado que más novedades y descubrimientos aporta a la investigación, a pesar de ser el periodo más antiguo. Quizás porque muchos datos están «ocultos» hay aun gran posibilidad de descubrir cosas nuevas, situación que en otros periodos de la Historia no es posible.
Un saludo.
Muchas gracias también. Como bien dice, los esquemas y conocimientos sobre la Prehistoria son probablemente lo que más rápidamente cambia en lo que respecta a la investigación del pasado humano. No enterarte de los nuevos avances y descubrimientos que se van dando a conocer cada poco tiempo supone quedarte prácticamente desfasado en cuestión de unos pocos años.
Le felicito por haber conseguido practicamente transcribir la conferencia tan interesante y completa de Pero Rasines, la cual no pude escuchar entera y que gracias a esta entrada he terminado de conocer.
Se lo agradezco. Probablemente, la siguiente en caer sea la de Emi.
DI-BU-JOS, DI-BU-JOS, DI-BU-JOS…
Bueno, es que últimamente no doy abasto, pero le aseguro que intentaré satisfacer sus más íntimos deseos incluyendo en alguna entrada del blog los «famosos» dibujos inspirados por aquel memorable curso del CEP.
Y ya que estamos, aprovecho también este comentario para incluir en él una noticia que muchos habrán podido leer hoy en los periódicos y ver en los informativos de televisión, y que supone un dato más en este complejo tema de la Evolución Humana. Sí, me refiero a los resultados aportados por el estudio del ADN mitocondrial (el que se hereda de la madre) de un fémur de Homo heidelebergensis procedente de la Sima de los Huesos. La sorpresa radica en que el anális de este hueso (de unos 400.000 años de antigüedad), efectuado por parte de un equipo de paleontólogos de Atapuerca y del grupo de Matthias Meyer del Instituto Max Planck de Alemania, ha mostrado -al comparar ese ADN con el ADN neandertal, por un lado, y con ADN del «Hombre de Denisova», por otro- que ese heidelbergensis está más emparentado con el denisovano que con el neanderthal. Y, claro, este nuevo hallazgo plantea, lógicamente, la pregunta de cómo ambos individuos tan distantes geográficamente estaban emparentados.
Para tratar de responder esta cuestión, los investigadores implicados en el estudio ya han lanzado varias hipótesis, entre las que se postula la existencia de antepasados comunes a heidelbergensis y denisovanos, aunque todo de momento son especulaciones.
Destaca también que este hueso de Atapuerca es, además, el fósil humano más antiguo en el que se han podido hallar restos de ADN.
Recordaré, finalmente, que los denisovanos son los representantes de un nuevo grupo humano descubierto (y definido) en 2010 a partir de un par de dientes y un pequeño hueso de dedo meñique hallados en una cueva de Siberia.
Un saludo a todos.
Sobre el nuevo descubrimiento del ADN en Atapuerca ha surgido un curiosos planteamiento en el ámbito periodístico fundamentalmente sobre si este hallazgo podría permitir en un futuro próximo la clonación de homínidos extintos. Ya ven que chorradas, que a parte de improbables desde el punto de vista científico, son por supuesto, despreciables desde cualquier punto de vista ético y moral. Pero es lo que pasa cuando hay un hallazgo de este tipo, que a muchos les gusta fantasear como si la vida fuese una película de ciencia ficción al estilo de «Avatar».
Un saludo.
Y no se olvide del «daño» que hizo a muchas mentes «Jurassic Park», con esa idea de resucitar a los dinosaurios… Aunque en el futuro… ¿Quién sabe?