Algunos de los participantes en este blog parecen mostrar cierta predilección por las Historia Antigua. A ellos va dedicada la entrada de hoy.
Tengo en mente elaborar en breve otra entrada sobre un cuestionado tema: el del «indoeuropeo» y los «indoeuropeos», individuos que han sido llamados también en la historiografía «indogermanos» y «arios».
El tema, como todo el mundo sabrá ya, estuvo muy de moda en la Alemania de los años 30 y 40, en donde se llegó incluso a distinguir entre una «ciencia nórdica» (aria) y una «ciencia judía», y donde se creó alguna institución «científica» para investigar el origen de estos pueblos y sus manifestaciones culturales (materiales y espirituales).
Pero la presencia de estos estudios y teorías no terminó en 1945, sino que éstos se han abordado, con pretensiones más científicas, incluso desde universidades europeass, y siempre ha emanado de ellos un cierto «tufillo», más o menos fundado, a nacionalismo racial y extrema derecha.
Pero ¿quiénes eran los «indoeropeos»?; ¿qué es el «indoeuropeo»?; si existió un primitivo pueblo indoeropeo (Ur-Volk), ¿dónde se ubicaba?
Todas estas cuestiones espero tratarlas en alguna futura entrada del blog.
Para lo que nos interesa ahora, sólo voy a adelantar dos ideas: 1ª) La existencia de este primitivo pueblo indoeuropeo originario se ha cuestionado, reservando muchos investigadores el término para denominar únicamente a un grupo de lenguas que presentan similitudes de vocabulario o estructuras gramaticales entre ellas. 2ª) Los desarrollos que se hicieron de estas teorías llevaron a considerar, por ejemplo en Alemania en los años del nazismo, que los supuestos individuos que formaban parte de este grupo poseían unos rasgos fisonómicos -e incluso valores y creencias religiosas- muy definidos: eran altos y braquicéfalos, y tenían la piel clara, el pelo claro y los ojos claros. ¿Está claro? A partir de ahí se proclamaron afirmaciones raciales sobre éste y otros grupos humanos que serían diferentes de los indoeropeos.
Quiero recoger a continuación unas citas que aparecen en un libro que -adelanto- no me parece sospechoso de simpatizar con ninguna ideología de extrema derecha y que durante mucho tiempo ha sido un manual de referencia para todos los interesados en los antiguos cántabros. Me refiero a la obra Los cántabros de Joaquín González Echegaray, que ha sido -y es- un reconocido investigador sobre la Prehistoria y la Edad Antigua de Cantabria.
La primera edición del libro es de los años 60, y, en él, hasta este historiador parece hacerse eco de una atmósfera cultural en la que todavía flotaban estas antiguas teorías raciales sobre los indoeuropeos. Así, al hablar de los caracteres raciales de los antiguos cántabros (los de la Prehistoria más reciente), el autor hace la siguiente deducción a partir de un único pasaje poético del latino Silio Itálico, donde sólo se menciona la «corpulencia» de un cántabro, de nombre Laro:
(…) Parece, pues que el cántabro era de ordinario alto y fornido, lo que nos permite asimilarle a un tipo racial nórdico más que al tipo mediterráneo, bajo y nervioso.
…la provincia de Cantabria, junto con las de Asturias y Lugo, son las tres provincias españolas que dan mayor índice cefálico, es decir, son las regiones donde abundan más los cráneos braquicéfalos, que es lo que en algunas zonas el vulgo llama «cogote cortado en hachazo».
La braquicefalia puede considerarse en España como un carácter más bien de tipo nórdico frente a la dolicocefalia mediterránea.
(…) Y los cántabros no eran, para Hoyos Sainz, ni iberos ni pueblo alguno mediterráneo. Sus pacientes estudios, finalmente, le han conducido a afirmar que los cántabros son racialmente la unión, con o sin fusión, de dos grupos celtas: el celto-germano o cimbrio, rubio y alto, y el celto-alpino, moreno y bajo, pero braquicéfalo.
[González Echegaray, Joaquín: Los cántabros, Ediciones de Librería Estvdio, Santander, 1986 (2), pp. 104-105.]
Tengo la impresión de que en las posteriores ediciones de esta obra estas líneas se han seguido manteniendo.
Como no sé ya qué pensar, mañana tengo idea de hacer un estudio antropológico y fisonómico de la población de Santander que me vaya encontrando, un estudiode las personas con las que me cruce por la calle, y compraré, si es necesario, instrumentos de medición craneal para ver qué pasa. Pero no sé por qué tengo la impresión de que muchos de los rubios que debía de haber en la antigua Cantabria han regresado ya hace tiempo a su Centroeuropa originaria. Quizá con los del «cogote cortado en hachazo» tenga más suerte y encuentre más especímentes que sean dignos de documentar.
¡Un saludo a todos y buen fin de semana, amigos (tanto braquicéfalos como no-braquicéfalos)!
No dudes que vas a tener más suerte con los alpinos.
Pues sí, casi todos eran morenos. Además he encontrado poco «cogote en hachazo» y mucha cantidad de nariz no-indoeuropea.
Conclusión: tengo que señalar que, lamentablemente, los arios han abandonado ya Cantabria; que «Elvis has left the building».
A ver si iba a tener razón el Dr. Fell y los cántabros emigraron en masa, ¿con su escritura céltica?, a Mistery Hill u otros lugares de EE.UU. donde tanto abundan estas supuestas inscripciones, por lo que ahora solo hay mediterráneos y vascos en la península. Y de ahí que mientras en Cantabria no han aparecido apenas textos escritos prelatinos, sí en América.